“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando” (Heb 12: 18-21)

Acércate… no tengas miedo, Dios no es más que aquel padre que te quiere amar, te quiere abrazar te quiere cuidar y te quiere guiar. Yo se que uno le da miedo acercarse a Dios, mas aun cuando uno se siente “inmundo” pues su santidad es inigualable, es eterna. Pero no te preocupes fue Jesús quien te da la entrada, ahora el padre te ve con los ojos de Jesús y es el Espíritu quien te ayuda a permanecer en él, deléitate en la presencia de Dios, porque su mirada es agradable, su voz es apacible, su amor es tan grande que solo desearas mantenerte en el lugar lo mas que puedas… se un amante de la presencia y tu vida será transformada con poder.

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” (Heb 12: 22-24)

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